El acabado

Una vez tenemos el mueble fuerte, recio, con sus puertas cajones, persianas, correderas y demás en buen estado y correcto funcionamiento, lo tenemos también limpio y lijado procedemos al acabado. Cada mueble pide un tipo de acabado u otro, hay veces en las que se  trata de recuperar el original y otras en las que se trata de romper por completo y dar al mueble un nuevo aire.

En algunos casos el mueble antiguo no da pié a nuevas interpretaciones de su acabado u, por las características de su función, exigen un tipo de acabado estándar. Por ejemplo, una mesa de comedor de media época que en su día no fue oscurecida con tintes, en estos casos lo mas adecuado es volver a barnizarla de un modo natural pero con barnices resistentes que aguanten todas las inclemencias a las que una mesa y sillas de comedor y cocina se ven expuestas. Casi todos los muebles antiguos interesantes y de calidad de media época tienen acabados que no les favorecen y al ser eliminados dichos acabados y ser tratado en mueble con productos adecuados y respetando los tonos de  las maderas que los componen, el mueble adquiere un sabor y aire totalmente renovado, refrescado, parece como si les quitáramos peso y sobriedad.

Acabado muñequilla

Es una de las técnicas mas utilizas en el barnizado, nutrido y lacado de muebles antiguos, es una técnica milenaria cuyo uso más frecuente en restauración de antigüedades es con la goma-laca, un barniz de origen natural que se aplica a trapo o gasa a base de miles de capas de extrema finura aplicadas una sobre otra, al tiempo que acariciamos y mimamos la madera realizando con la muñequilla un baile cuyos variados movimientos logran que la goma-laca penetre por igual en los infinitos poros que tiene la madera. Si vemos un trozo de madera en un microscopio, vemos que son millones de finísimas fibras enmarañadas entre sí, dejando en su unión pequeños huecos o espacios de aire que forman como minúsculos túneles o galerías, esto significa que el poro de la madera no es un orificio retoque va hacia abajo. La técnica de aplicar la muñequilla haciendo círculos nos permite llegar en cualquier dirección que siga el poro y así conseguimos un brillo que saca a la luz toda la profundidad de la beta de la madera y aclara increíblemente toda la riqueza de sus matices. Parece que la madera nos sonríe por el masaje y caricias recibidas.

 

Barnizados exterior

Cuando algún mueble, puerta o ventana va estar expuesta a la intemperie (aunque sea bajo un porche o protegida por un ala de tejado) hay que protegerla de manera especialmente concienzuda. En estos casos hay dos opciones: recurrir a los productos sintéticos como barnices tipo yate o resinas sintéticas (menos recomendables y mucho menos estéticas pero resistentes durante mucho más tiempo), esto sería algo parecido a plastificar la madera. La otra opción son productos mas naturales aunque mucho menos duraderos lo que obliga a llevar un mantenimiento mas entretenido. Es el caso de los aceites tipo el de linaza o teca, dejan la madera mucho más bonita, menos brillante u con sabor a antiguo pero requieren ser repasada una vez al año o cada dos años, según la zona y sus inclemencias ambientales.

 

Pintado y Policromado

Otra forma clásica de acabado es la pintura, hay muebles que fueron policromados en su origen. En este caso se trata de recuperar los tonos y colores originarios poniendo especial cuidado en evitar que el mueble quede "demasiado restaurado", la gracia del mueble antiguo pintado reside en el deterioro de dicha pintura. Hay que recuperar las partes en las que la pintura original ha desaparecido por completo o se encuentra en muy mal estado, pero como ya hemos dicho, es necesario conservar el carácter del mueble consiguiendo que las partes repintadas se diferencien lo menos posible  de las partes en las que la pintura se ha conservado adquiriendo con su deterioro la gracia que le da la pintura "bien envejecida". Aquí el peligro sería que  el mueble quede con los colores excesivamente vivos o con el aspecto que dejan las pinturas sintéticas, las pinturas antiguas se hacían con tierras y anilinas.

Otra posibilidad es la de que a algún mueble se le quiera cambiar el aspecto por completo ya sea pintándolo, lacándolo o aplicando la técnica del decapé. Esta última es de las más habituales y consiste básicamente en aplicar varias capas de distintos colores para posteriormente lijarlo y desgastando las molduras y partes talladas de manera que las diversas capas van asomando mostrando su variedad y consiguiendo un resultado muy interesante.

 

Pan de oro

La técnica del pan de oro es centenaria, consiste en "forrar" un mueble (principalmente espejos) a base de láminas extremadamente finas de oro que se van pegando de una en una hasta conseguir que la pieza parezca realmente de oro. Es probablemente la técnica más complicada en restauración, cuyo dominio requiere años de práctica y aprendizaje. En restauración  rara vez hay que dorar algo por completo, lo mas normal es que se trate de recuperar el antiguo dorado, por lo que el modus operandi sería en primer lugar limpiar lo mejor posible las partes que no hay que redorar y, posteriormente se procede a redorar las partes irrecuperables, con lo cual luego hay que envejecer. La gracia del oro es el sabor que el paso de los años deja en los elementos en pan de oro, por eso es muy importante dominar muy bien las técnicas de envejecido.